20 de septiembre de 2012

Reflexiones sobre la Fraternidad - Eduardo Noboa

Es muy buena señal cuando una palabra que puede ser considerada ‘vieja’ como la de fraternidad, logra condensar un nuevo sentido y aglutinar nuevas miradas, posicionamientos y compromisos fecundos. La palabra recupera ese poder de conducirnos hacia “esa” realidad que queremos descubrir y vivir.

Si bien la tendencia a proyectar lo ideal en el futuro nos ayuda a caminar, y a hacerlo bajo cierta claridad, una forma complementaria de posicionarse es considerar que todo ideal empieza y termina en el ahora. Que la fraternidad puede realizarse sólo en el momento presente que vivo, aunque pueda imaginarse en aquel futuro que pienso/deseo; los 2 planos se integran pero sólo el primero tiene estatus real.

Indudablemente la fraternidad entendida como ese “estar-siendo-con-otro (según la feliz definición de Alberto Ivern) es un modo de relacionalidad y como tal un proceso sobre el que podemos incidir, “un camino por recorrer”, sin embargo creo que sí es alcanzable porque en alguna dimensión ya lo vivimos, ya alcanzamos ese “estar-siendo-(persona)-con; ya somos ese Abel a pesar de nuestro Caín.

No hay fraternidad sin amor y sin persona (persona como la antítesis del ego, como su transformación alquímica). Es decir que en la fraternidad auténtica se fractura el ego, se rompen sus barreras y defensas y precisamente se posibilita la emergencia de personas y la intrínseca reciprocidad entre ellas, es decir se produce el encuentro yo-tú (M. Buber). Entiendo que la fraternidad –por decirlo de alguna manera-, es posterior a la vivencia del amor que nos hace personas, su lógica consecuencia o devenir; antes de la amorosidad fraterna hay otra vivencia del mismo amor, que nos vuelve ‘Abel’.

Qué importante me parece plantearnos un horizonte común llamado hermandad; ha sido un sueño, una propuesta recurrente en diferentes culturas y tradiciones religiosas y me parece que ahora, para favorecer su realización es fundamental despertar como persona: purificarse del individuo que llevamos dentro como decía Emmanuel Mounier.



Eduardo Noboa


Publicado por:
www.violentologia.org

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