16 de diciembre de 2012

Indisciplina y Violencia - Dr. Marcelo Ocampo

Cuando decimos trans lado o pasar a través de de la violencia con disciplinas que quedan aisladas o en todo caso se miran desde una orilla a otra de una cuenca semántica dentro de la cuál la violencia es inabordable.

Inter-disciplinar es un abordaje en el cuál el hidrólogo conoce el terreno por donde corre el río pero es distinto al conocimiento de la secuencia en la que está inmerso el nadador.

Indisciplina, según la Real Academia Española, introduce locuciones latinas usadas en español, como una función de inclusión, incluir importar y señala un tercer significado  de negación.

En tal sentido, indisciplina tiene la ventaja de abordar la violencia aprendiendo a caminar desde una disciplina hacia otra pero dispuestos a la revolución científica del paradigma que se deba reemplazar. Es decir un método científico pero además una conciencia. Vale el juicio de Kant: la ciencia sin la ética es ciega y la ética sin la ciencia es vacía.   

En los niveles de juicios morales, que señala Adela Cortina en su libro “el mundo de los valores”, el nivel pre-convencional es una orientación egoísta que no deja ver mas allá de los propios intereses, es “después de mí el diluvio”.

Es la violencia de la mano dura de perros adiestrados para defensa, de rejas desde donde se pierde de vista al Otro y todos somos extraños morales.

En el nivel convencional de juicio moral, si bien hay una orientación a  mantener el orden social, es una orientación de “buen chico”, de partencia a un grupo social, a una identidad singular, con el riesgo de volverse violento contra otro grupo (endogamia).

Es un estar cómodo sentado en la dimensión fundamentadora de la razón, una respuesta al ¿Por qué? Que encuentra fundamentos pero que puede no admitir

Una ampliación de la razón hacia la zona crítica de la razón con la capacidad de reflexión es una revolución y la duda e incertidumbre acerca de la respuesta correcta. (R: Maliandi en La Razón del Minotauro).

Entonces cuando hay conflicto, nos enseñan a resolverlo con violencia física, verbal, de género de etnias, no a admitir la zona de conflicto y la posibilidad de resolverlo desde el diálogo sin violencia. (razón crítica).

La razón fundamentadora se incomoda y se hace fundamentalista al no admitir el espacio del conflicto.  Por eso la indisciplina es necesaria para la resolución de los conflictos.  

En los años penosos de genocidio perpetrados por el golpe cívico-militar en Argentina, este nivel de juicio moral impulsa a justificar las acciones violentas sobre las personas con un “y, si andaba en cosas raras” para justificar lo injustificable.  

En el nivel post-convencional en cambio, hay orientación jurídico contractual, orientación a juicios éticos universales, indignación frente a la injusticia y participación desde una ética descriptiva (dice lo que es) a una ética prescriptiva (de lo que es a lo que debe ser.) El deber ser y la vuelta a Kant con el imperativo categórico.

Por eso la indisciplina para el conocimiento de la violencia.





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9 de diciembre de 2012

"El infierno son los otros" - Dr. Marcelo Ocampo

“El infierno son los otros”, es una expresión ligada a la violencia porque  como afirmar: "después de mí el diluvio".  Corresponde a un estado pre-convencional de la moral, el egoísmo como principio de justicia, la acción instrumental que hace que la conducta siga los intereses propios, arrojando al prójimo del propio campo visual.

Un nivel convencional sigue las  normas sociales, pero sin cuestionar aquello que está mal dentro del propio orden, por ejemplo que las personas hagan cola en las guardias de los hospitales, o, frente a la pobreza afirmar: y bueno, pobres siempre hubo.

El tercer nivel de valoración moral tiene que ver con un nivel post-convencional, en el cuál se aprende a ver la sociedad desde juicios morales universales es decir, una afirmación de individualidad, sin individualismo.

Kant sostuvo que la dignidad es el valor universal y universalizable propio de la familia humana. La dignidad no es negociable y todo aquello que viole la dignidad es violencia.    “El infierno son los otros” es desconocer la alteridad, el Otro es un extraño moral al que se puede entonces no ayudar o incluso tolerar la injusticia y la violencia.

Los conflictos se pueden resolver sin violencia, en un espacio de relación entre dos o más personas si asumimos como construcción moral la afirmación de Lévinas:  “Mi  rostro es la huella del Otro" .





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