7 de enero de 2014

El horrorismo de la no luz - Dr. Marcelo Ocampo


Cuando hablamos de… inseguridad, existe, es un ente, ligado a la violencia, cuando hablamos de corte de luz, existe, es un ente ligado a la violencia, cuando hablamos de violencia en inundados, existe,  un ente ligado a la violencia.

Violencia en nominativo para abordarlo desde una perspectiva ontológica o estudio del ser violencia. 

 Y  todos conocemos o fuimos víctimas de violencia de corte de luz, de violencia de inseguridad, de violencia en la inundación. Esta violencia en genitivo (violencia de), es mas fácil de ver y de abordar porque se refiere a los entes, que pueden o no convertirse en ser.

Dejando de lado (pero no del todo) estas cuestiones filosóficas, tenemos una  dimensión de la mirada y del contar las vivencias, esto es,  todos sufrimos o conocemos a una víctima de la inseguridad, del corte de luz, de la inundación. 

Una dimensión epidemiológica, o sea cuantas víctimas de las violencia de…se oculta, no se sabe cuantas víctimas de inseguridad de falta de luz y de inundación. 

No se sabe o no se quiere decir desde el poder, sin más, el gobierno que gestiona, principal responsable de que haya víctimas.

Y si mienten las cifras, es el principio del fin de la credibilidad y de la  legitimidad de un gobierno

¿Golpista? No me parece si he apoyado con mi voto a este gobierno. 

¿Analista? Eso sí me parece, porque debo decir que los medios de difusión muestran hasta el hastío a las víctimas y esto genera una incómoda sobreexposición mediática una suerte de “sensación térmica” respecto de las víctimas.

Pero este análisis va mas allá de los mentirosos números oficiales (todos se llevan a marzo matemáticas), ni de la inflación mediática(a marzo también).     
Con esto quiero remitirme a un estado ausente, con empresas que no cumplen con funcionarios que no cumplen con entes reguladores que no cumplen con un poder ejecutivo que no cumple.

 Todos “no cumplen” con el mandato popular y por tanto evaden responsabilidades y se convierten en aquel pedazo de madera parlante: PINOCHO.   (Sería injusto decir todos, mejor al menos UNO en la lógica de Aristóteles)

La condición de ciudadanos se transforma en Homo sacer (víctimas propiciatorias)solo posible en un estado de excepción. 

El máximo terror y horror lo hemos vivido con los gobiernos militares en particular con la última dictadura militar. 

El estado de horror hoy, lo estamos viviendo en democracia por la cuestión del estado de excepción, en el cuál todos somos vulnerables. En el caso agobiante de los cortes de luz, todos somos chivos expiatorios, todos Homo sacer, todos somos los “sin luz”.

Los vulnerables por la falta de luz, producto del  horrorismode estado, somos todos, pero sin dudas los inermes son los electrodependientes.

Los camellos, como siempre, agradecidos por el pastito y el agua, los reyes magos, cargados de linternas, grupos electrógenos y luces de emergencia llevan la peor parte, porque no deben olvidar el regalo para los niños que es su mágica función.     



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