Amig@s:
Cuando leí el artículo del Suplemento Diario "Página 12", que les
sugiero lean en este link, la primera sensación que tuve fue de terrible
desazón, de esas que nos hunden en lo más profundo de nuestra
conciencia y hasta nos reconcilian con los aspectos humanos más bajos y
temidos que habitan nuestro ser.
Después, intenté acercarme al dolor de esa
mujer al tener que desarraigarse de sus hijos durante tantos años, más
allá de su condición de "víctima" de una condena injusta.
También,
apelé a la razón para que me explique cómo se hace para no desatar más
"violencia" que la que se desprende de ese entramado social tan
complejo.
Entonces,
recordé que en el espacio de la "Sociedad Iberoamericana de
Violentología" había una cita del Papa Francisco apelando a la
"fraternidad como fundamento y camino para la paz".
Modestamente,
pienso que de esta "mujer" (a quien la sociedad y las Instituciones del
Estado le dieron la espalada durante tantos años siendo víctima de la
violencia de género y de la pobreza extrema) tenemos mucho que aprender.
Su relato da testimonio de ello cuando prefiere "tragarse las palabras
sobre su propia historia" y enfocarse en "recuperar el tacto, la mirada, la cercanía convertida en la alegría del abrazo con sus cuatro hijos".
Amigos,
este es mi comentario sobre la "fraternidad", habilitar la palabra de
las voces silenciadas ,de protagonistas in-visibilizados por una
sociedad adormecida (de la cual soy parte y me asumo como tal) y un
Estado débil de justicia y verdad.
Finalmente, llega el alivio del gesto fraterno, que hermana y además iguala en la diferencia.
En realidad, sobran las palabras, este testimonio habla por sí solo.
Nos seguimos leyendo, reciban un abrazo fraterno.
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